Las Olimpiadas de Múnich de 1972 fue un evento sin precedentes que marcó un antes y un después en la historia de la ciudad.
El 26 de Abril de 1966, tras una reunión del Comité Olímpico Internacional en Roma, se decidió con mayoría absoluta que Múnich sería la siguiente ciudad en acoger los Juegos, quedando en segunda posición Madrid, que ya nunca lograría remontar.
Al pasear por la Villa Olímpica de Múnich, uno puede hacerse a la idea de lo que pudo significar un evento de tal magnitud para una ciudad de apenas un millón de habitantes. Obviamente, por aquél entonces no se contaba con una infraestructura adecuada para poder celebrar los Juegos, así que hubo que ponerse manos a la obra, y nunca mejor dicho.
Lo primero era buscar un espacio, y para ello se decidió dar una segunda vida a lo que había sido el aeropuerto de Múnich, en Oberwiesenfeld. Este aeropuerto había sido utilizado por Chamberlein y Daladier cuando visitaron Múnich en los Pactos de Múnich de 1938. Para saber más acerca de los Pactos de Múnich y su posterior consecuencia para el mundo, únete a nuestro tour de El Tercer Reich aquí.
También había sido utilizado por la Luftwaffe durante la Segunda Guerra Mundial, y al terminar ésta, por el ejército de Estados Unidos y como lugar de almacenaje de escombros de la ciudad por los bombardeos.
BERLÍN ’36: Nie wieder
La última vez que se habían celebrado los Juegos Olímpicos en Alemania había sido durante el Tercer Reich, en Berlín, en el 36. Cabe destacar que la elección del lugar había sido previa a la subida al poder de Adolf Hitler, en 1931, pero aun así, el dictador aprovechó para hacer propaganda del Reich e intentar demostrar la supuesta superioridad de la raza aria.
En esculturas y otras formas de expresión, los artistas alemanes idealizaron el tono muscular firme y la fortaleza heroica de los atletas además de acentuar las facciones arias. Dichas imágenes también reflejaban la importancia que el régimen nazi daba a la aptitud física, un requisito esencial para el servicio militar.
Unas Olimpiadas que estuvieron marcadas por la notable exclusión a los atletas judíos y romaníes, entre otros. Los intentos de boicot por parte de España y Estados Unidos fracasaron.
Eso sí, España no participó en los Juegos y organizó una Olimpiada Popular que se celebraría en Barcelona y prometía un éxito rotundo, al querer participar más atletas incluso que en las Olimpiadas oficiales.
Sin embargo, nunca pudieron celebrarse, ya que estaban pensadas para comenzar el 19 de Julio y el día anterior, 18 de Julio, tuvo lugar el levantamiento popular militar que daría inicio a la Guerra Civil Española.
Buscando la diferencia
Múnich tenía que ser diferente. Los alemanes vieron esto como una oportunidad para dejar atrás el oscuro pasado de las Olimpiadas en Alemania, y quisieron dar un giro de 180 grados a lo que se había vivido en el 36.
Siendo elegidos Frei Otto y Günther Behnhisch como principales arquitectos encargados de la construcción del complejo; y Otl Aicher para el diseño, la idea estaba clara desde el inicio: Unos Juegos verdes, inclusivos, pacíficos y libres. Ya empezaban a llamarlos “Los Juegos Felices”.
Los estadios en la Villa Olímpica simulaban las montañas de los Alpes Bávaros gracias a su curiosa arquitectura de tela de araña.
El diseño fue obra del diseñador gráfico y tipógrafo alemán Otl Aicher.
Se decidió prescindir de colores como el rojo y el negro para no hacer ninguna referencia al nacionalsocialismo, y emplear en su lugar colores como el verde, el azul, el naranja, el blanco y el plateado; con esto se emulaba la naturaleza alpina y el inconfundible paisaje bávaro.
Colores que además se utilizaron para los famosos carteles propagandísticos:
Gracias a Aicher, se pudo presentar la primera mascota oficial en unos Juegos Olímpicos: Waldi, perro salchicha, raza característica de Baviera. ¡La cabeza de Waldi era el recorrido que debía seguirse en la maratón!
Eran unas Olimpiadas tan diferentes, amistosas y pacíficas, que hasta los policías llevaban un uniforme especial, para que no parecieran policías.
No había presencia de seguridad armada, pues nada malo podía ocurrir. Era la oportunidad para que países de todo el mundo dejasen sus diferencias a un lado y se unieran para disfrutar del deporte, la lucha, y las recompensas obtenidas tras una vida de trabajo y superación.
Giro de los acontecimientos
Sin embargo, Múnich ’72 no sería recordado como “Los Juegos Felices”, sino como “Los Juegos de la Masacre”.
A pesar de haber sido advertidos de lo importante que era aumentar la seguridad por el conflicto presente entre israelíes y palestinos, Múnich decidió apostar por su idea de un evento tranquilo y sin incidentes.
El 5 de Septiembre, el grupo terrorista Septiembre Negro asesinó a once atletas y entrenadores israelíes, muriendo en la operación contraataque un policía de la Alemania Occidental también, y manchando de sangre los Juegos de Múnich ‘72 para siempre.
Sea como fuere, los Juegos Olímpicos en Alemania, y en este caso en Múnich, han estado envueltos en polémica y han dado mucho que hablar a través del tiempo, dando lugar a diferentes películas y documentales que relatan los hechos de manera más o menos objetiva, como Múnich, de Steven Spielberg; o Un día en Septiembre, de Kevin McDonald.
Si te ha gustado este pequeño adelanto, nuestro Tour por Olympiapark y El Jardín Inglés es un recorrido fascinante por la historia de los juegos y los dos pulmones verdes de la ciudad de Múnich. ¡Te invitamos a unirte! Una visita súper recomendable después de nuestro free tour.
¡Te esperamos!
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